| EL LEÓN Y LA PLUMA |

Jerónimo de Estridón

Jerónimo de Estridón, uno de los Padres de la Iglesia, murió hace 1600 años. 

Vivió entre los siglos IV y V, época enormemente compleja, marcada por la tensión entre el auge del cristianismo, sacudido internamente por varios conflictos, y la crisis del Imperio romano. Culturalmente fue testigo de un cambio fundamental en la historia del libro: la sustitución del rollo por el códice, formato al que estamos habituados.

De su figura destacan dos aspectos que él mismo buscó cultivar y que la tradición iconográfica ha resaltado: el asceta y el estudioso. En efecto, aparece representado habitualmente junto a un león, que pertenece al mundo del desierto, y trabajando rodeado de libros y con la pluma en la mano. 

Como propagandista del ascetismo y extraordinario conocedor de la Biblia, su relevancia es enorme dentro del cristianismo. Sin embargo, también es esencial dentro de la cultura universal por la enorme empresa que acometió y que trasciende el ámbito religioso: la traducción de la Biblia al latín directamente desde sus lenguas originales. El resultado es la versión llamada Vulgata, cuyo uso acabó imponiéndose en la Iglesia. Habla de la importancia de su obra el hecho de que en la actualidad el Día mundial de la traducción se festeje el treinta de septiembre, fecha de su muerte, y de que él haya sido adoptado como patrón de los traductores. 

Su formación clásica, combinada con su conocimiento profundo de los textos bíblicos, constituyó un ejemplo para grandes intelectuales posteriores como Erasmo. 

Es una circunstancia afortunada que la Universidad de Salamanca esté indisolublemente ligada a la figura de Jerónimo, puesto que la Capilla sita en el edificio histórico está bajo su advocación y sobre la entrada podemos contemplar la imagen del santo; asimismo la Universidad posee una talla de Jerónimo que realizó Felipe Bigarny y un busto relicario.

| EL LEÓN Y LA PLUMA |

Jerónimo de Estridón

Jerónimo de Estridón, uno de los Padres de la Iglesia, murió hace 1600 años. 

Vivió entre los siglos IV y V, época enormemente compleja, marcada por la tensión entre el auge del cristianismo, sacudido internamente por varios conflictos, y la crisis del Imperio romano. Culturalmente fue testigo de un cambio fundamental en la historia del libro: la sustitución del rollo por el códice, formato al que estamos habituados.

De su figura destacan dos aspectos que él mismo buscó cultivar y que la tradición iconográfica ha resaltado: el asceta y el estudioso. En efecto, aparece representado habitualmente junto a un león, que pertenece al mundo del desierto, y trabajando rodeado de libros y con la pluma en la mano. 

Como propagandista del ascetismo y extraordinario conocedor de la Biblia, su relevancia es enorme dentro del cristianismo. Sin embargo, también es esencial dentro de la cultura universal por la enorme empresa que acometió y que trasciende el ámbito religioso: la traducción de la Biblia al latín directamente desde sus lenguas originales. El resultado es la versión llamada Vulgata, cuyo uso acabó imponiéndose en la Iglesia. Habla de la importancia de su obra el hecho de que en la actualidad el Día mundial de la traducción se festeje el treinta de septiembre, fecha de su muerte, y de que él haya sido adoptado como patrón de los traductores. 

Su formación clásica, combinada con su conocimiento profundo de los textos bíblicos, constituyó un ejemplo para grandes intelectuales posteriores como Erasmo. 

Es una circunstancia afortunada que la Universidad de Salamanca esté indisolublemente ligada a la figura de Jerónimo, puesto que la Capilla sita en el edificio histórico está bajo su advocación y sobre la entrada podemos contemplar la imagen del santo; asimismo la Universidad posee una talla de Jerónimo que realizó Felipe Bigarny y un busto relicario.